martes, 27 de marzo de 2012

Monumento al Ego

Ando high esta noche
 y no me interesa si dura hasta el día siguiente,
me importan poco las faltas de ortografía,
pues ando con unas ganas de escribir que las palabras se me quedan cortas. 

Me vale madres si se lee bonito o feo,
la estructura, sílabas, número de letras,
palabras, versos, enunciados. 

A la verga el alfabeto,
no me alcanza hoy. 

Bien podría darme el lujo de contestar galante a la pregunta de rutina “¿cómo estás?”
Hoy no “estoy” ¡Hoy soy!, y más cabrón que hace unas horas,
probablemente menos cabrón que hace unos segundos,
igual no me importa. 

Dale al corrector de Word, 
que haga el trabajo que a mí me da hueva,
justifícalo, ponle tipo de letra,
has que se vea decente
como sea yo seguiré escribiendo sin pluma ni tinta ni papel. 

Inspiración sobre la marcha, lo chulo de bonito
porque viene una vez cada doce años bisiestos, o tres eones del año del pájaro,
o cuando pinche se le ocurra no hay pedo. 

Vale la pena,
y el cronómetro regresa a cero,
a ver cuándo se le ocurre retornar. 

Me cae de madres que me vale verga leerme grosero, obsceno, mamón o fresa,
que me entiendan o que pierdan el tiempo quemándose los ojos con palabras pendejas. 

Estás cabrón hasta yo lo sé,
no te necesito Ladislao, hasta yo lo sé. 

Si repruebo no hay falla, no hoy no ahora,
quiero besarte ahorita mismo,
quiero coger y botarme la virginidad de encima,
quiero cantar harto, fuerte, recio y alto,
canciones que sepa e igual que invente sobre la marcha,
aunque toque con menor gracia que el antílope retrasado recién nacido que tengo a mi lado,
quiero que me den una putiza con un bate de base ball para levantarme y rifarme otro tiro,
quiero bailar como Tin Tan y Cantinflas al mismo tiempo aunque sea sin música,
quiero ser inmortal, 
que las consecuencias y el tiempo valgan menos que lo que traigo en las bolsas del bóxer que me calo que no existen. 

Quiero ser un Don Juan cualpocos,
y tener un nombre chingón
igual al rato me va a dar miedo como diario. 

No hay pedo, hoy ando con el ego hasta la madre y más arriba,
que conste y que quede grabado pa la psoteridad,
pa que luego no ande con mis mamadas de que me suicido,
y me restriegue a mi mismo que son puterías mías. 

Soy de donde quiera, hablo como se me dé la gana, me comporto como me convenga. 

Ni me pega el sueño. 

¡Ya jodí!,
lo dicen las líneas de arriba que ni revisé pa saber cómo quedó el busine,
y que ni revisaré pa no andar de puto agachando la cabeza pensando “¿en qué estaba pensando?” 

Sonríanle para la foto
que de aquí a que me vean con sonrisa de a deberas primero se mueren. 

Ya ni sé cómo acabar el pedo,
mejor ahí le dejo y me jeteo antes de que me ponga a leer lo que acabo de hacer,
porque empiezo a pensar como diario,
y para eso si tendré un chingo de tiempo. 

Calmantes montes, pájaros cantantes, alicantes pintos.

A huevo.

jueves, 22 de marzo de 2012

Damitas de arena y sal

Había una vez una damita pequeña de color café, tan pequeña y morenita como un granito de arena, era frágil y fácil de extraviar así que la dejé vivir en mi cabeza, el problema es que después de un tiempo, ya no me dejaba pensar con claridad, deambulando de un lado a otro. Un día no aguanté más y le grité muy enfadado, ella espantada se ocultó bajo mi parpado haciéndome llorar día y noche por lo que le había hecho, intentaba sacarla de ahí para pedirle perdón pero no podía alcanzarla. Una mañana dejé de llorar, la damita pequeña, tan pequeña como un granito de arena se había ido, o al menos eso pienso porque nunca la pude encontrar. 

En alguna ocasión otra damita pequeña y blanca, tan pequeña y blanca como un granito de sal llamó mi atención, pero ya no quise involucrarme, pues sólo de intentar recordar aquella carita de la damita color café, mi cabeza piensa en su ausencia y mis ojos se llenan de lágrimas con los residuos de arena que dejó en ellos.

jueves, 15 de marzo de 2012

Cuerpo, metal y silencio

Lunes 29 de Agosto del 2011  2:45AM 

Ambos estaban enfadados, por una de esas tonterías por las que se molestan los matrimonios, esas platicas a marchas forzadas que se inician para romper el silencio que la monotonía impone, pero que si se llega a presentar “el caballero desacuerdo” y “la dama terca”, terminan en discusiones, en corajes, en adjetivos de todo tipo, terminan en otro silencio incomodo en el que la monotonía restriega en sus caras la victoria cuando alguno de ellos piensa “mejor no hubiera dicho nada” y se traga su orgullo por el bien de la integridad física del otro. Sintió arder su tráquea y su estómago inflarse a punto de reventar, pero decidió detenerse antes de arruinar aquella noche de luna llena y cielo despejado.

-Vayamos a cenar, mañana habrá tiempo de discutir de nuevo, anda, yo conduzco.- 

Subieron al auto, y la tensión que apestaba ahí dentro, fue disipada por el disco de jazz que le grabó y regaló aquél día de su cumpleaños. 

El lugar era exactamente igual que cuando se conocieron, se sentaron en la mesa de siempre, ordenaron el platillo de siempre, incluso el mismo vino que acompañó aquel primer beso, no sabían si al decir algo empeorarían las cosas, así que decidieron no decir nada y se dispusieron a comer, todo estaba delicioso y las felicitaciones al chef no se hicieron esperar, la cena terminó más rápido de lo esperado, era hora de regresar. 

Después de todo la cena no había estado tan mal, ambos se esforzaron y había valido la pena, algunas sonrisas, impulsadas de recuerdos y gotas de vino se escapaban y se contagiaban dentro del auto. Llegaron a casa y apagó el motor junto a la acera, un silencio bastante cómodo, otras sonrisa y una ceja levantada insinuaban haber olvidado lo pasado, un dulce beso para salir del auto y preparar las llaves de la entrada de la casa, pero no fue así. 

Justo sus pies tocan el concreto y su cabeza se asoma por arriba del toldo cuando su cuerpo entero desaparece junto con la puerta del auto por un estruendo y una potente luz blanca. La monotonía se dejó ganar cobrando muy caro, la luz blanca se sigue de largo mientras aún se escucha rodar un bulto entre pedazos de metal. 

Las luces de las casas vecinas se encendieron, en el auto, sin querer salir para ver el cuerpo, se encontraba inmóvil, en silencio.

lunes, 12 de marzo de 2012

Si me valiera madres nuestras vidas (inspiración sobre la marcha)

Me encanta cuando se pone su chamarra de cuero, 
y también cuando no la trae puesta, 
me dan ganas de inspirarme pensándola ahora mismo, 
pero a la vez me da vergüenza por que el deber no me deja. 

Si viera lo que hace, 
si mi vida me valiera madres, 
la secuestraría de forma consentida, 
uno o dos días, 
toda una pinche vida. 

No le escribiría groserías, 
le daría jugo de naranja todas las mañanas, 
acompañado de un beso, 
en todo lugar donde quisiera ponérselo. 

Sería su modelo de 24 horas, 
su cobija o cobertor, 
su cama y almohada, 
su saco de golpeo, 
su perchero, su burro de planchar, 
su instrumento musical y su bote de basura. 

Si me valiera madres mi vida, 
habría sido todo aquello que usted quisiera, 
habríamos recorrido el mundo siete veces, 
porque seis son muy pocas, 
porque ocho son muchas. 

Si me valiera, 
la habría hecho reír y llorar, 
yo estaría muerto ya, 
con sangre en mi camisa, 
y en mi jeta una sonrisa. 

Sin andar escribiendo tonterías 
que le hagan perder el tiempo, 
si me valiera madres su vida, 
yo ya estaría muerto.

sábado, 3 de marzo de 2012

Axioma-asfixia

Cóncavo el ébano más frágil no hierro sino fierro de tierra, que hilvana cordeles de corsarios blancos y somete el vientre entre gatos pardos de los prados dorados.

Cóncavo el ébano de la boca roja, la suave mosca, su dulce aroma. Adorna los corolarios de la corona ronca, no bizca, cascabelera zorra.

Zorrita de Huentitan de Chilpancingo reina del arrabal. Pan dulce o dulce pan.