Lunes 14 de noviembre del 2011 12:33 P.M.
Mandato divino, darle el sentido que no encuentro a las palabras que no escribo, con el idioma que no existe, a la persona que no está, que no quiero que esté, que le escupiré.
Un Leviatán, Cthulhu de seis brazos y doce nieblas con puntos débiles.
Maestra madre, amante secreta,
soy ignorante parlante,
mis rodillas no sirven para arrodillarme,
gastar mi cuerpo
es la opción viable.
Al final todos terminaremos escupiendo a nuestros ídolos-
ResponderEliminarHe querido con toda mi energía revertir los signos, empatar, complementarme y… bueno, no es posible. Mi mentira y mi afán afloran sobre el rostro como gotas de un sudor frío que expone al mundo mi estado febril, infeccioso. Soy el gran engaño deambulante, el totem de una tribu extinta que se congeló en un rincón del bosque y al que todos los recién llegados hoy se afanan por tirar. Un dios extraño… mejor/quizás, un falo mutilado.