5 de Octubre del 2011
9:09 PM
Pocos metros para una esquina, la esquina de siempre, pero el faro hoy estaba roto, no había nadie cerca, al menos no que yo me haya dado cuenta, hasta que reveló el escondite de donde salió cuando puso algo puntiagudo en mi costado izquierdo, donde se supone que debe estar mi riñón al tiempo que escuché "Te mueves y te mueres, ya sabes, tus cosas y todo tranquilo".
Con el pensamiento de "que importa" como una jaqueca placentera a través de mi cerebro, "coperé" revelando la posición de mi cartera en el bolsillo izquierdo de mi pantalón, nunca la coloco ahí. Sentí sus asquerosos dedos entrar en mi bolsillo, su hediondo aliento en mi nuca y la punta en mi riñón sin tanta presión como al inicio, era ahora nunca, la última vez para hacer algo, el momento por el que había estado haciendo berrinches semanas, meses atrás... que importa.
Mi codo estrellándose en su mejilla derecha lo amensó lo suficiente para tomarlo por la nuca con calma y deshacer su asquerosa jeta con mi rodilla, con el crujido de su nariz y pómulos, y su respiración cortada por charcos de sangre acumulados en su garganta, cayó al suelo como una res a la que le atraviesan el cráneo con una varilla de metal en un rastro. Tomé la navaja que dejó caer al suelo y levantando lo que quedaba de su cara, las ganas de degollarlo cual guajolote cruzaron por mi mente, pero creyéndome mejor que él, lo deje tendido en el suelo, no sin antes darle una exquisita patada en los cojones y llamarlo "Cabrón de mierda".
Pocos metros para abrir la puerta de la casa, para que mi madre me diera una putiza verbal por mi salida no informada, para que mi padre tronara la boca y asintiera con la cabeza, para contarle a escondidas mi hazaña de superhéroe a mi hermano. No encuentro mis llaves mi vista se nubla, saboreo la tierra del pavimento, mi playera está mojada, ahí donde se supone que está mi riñón...
Qué importa.