martes, 31 de enero de 2012

Grandes cosas espacios pequeños

5 de Octubre del 2011 
9:09 PM 

Pocos metros para una esquina, la esquina de siempre, pero el faro hoy estaba roto, no había nadie cerca, al menos no que yo me haya dado cuenta, hasta que reveló el escondite de donde salió cuando puso algo puntiagudo en mi costado izquierdo, donde se supone que debe estar mi riñón al tiempo que escuché "Te mueves y te mueres, ya sabes, tus cosas y todo tranquilo".

Con el pensamiento de "que importa" como una jaqueca placentera a través de mi cerebro, "coperé" revelando la posición de mi cartera en el bolsillo izquierdo de mi pantalón, nunca la coloco ahí. Sentí sus asquerosos dedos entrar en mi bolsillo, su hediondo aliento en mi nuca y la punta en mi riñón sin tanta presión como al inicio, era ahora nunca, la última vez para hacer algo, el momento por el que había estado haciendo berrinches semanas, meses atrás... que importa.

Mi codo estrellándose en su mejilla derecha lo amensó lo suficiente para tomarlo por la nuca con calma y deshacer su asquerosa jeta con mi rodilla, con el crujido de su nariz y pómulos, y su respiración cortada por charcos de sangre acumulados en su garganta, cayó al suelo como una res a la que le atraviesan el cráneo con una varilla de metal en un rastro. Tomé la navaja que dejó caer al suelo y levantando lo que quedaba de su cara, las ganas de degollarlo cual guajolote cruzaron por mi mente, pero creyéndome mejor que él, lo deje tendido en el suelo, no sin antes darle una exquisita patada en los cojones y llamarlo "Cabrón de mierda".

Pocos metros para abrir la puerta de la casa, para que mi madre me diera una putiza verbal por mi salida no informada, para que mi padre tronara la boca y asintiera con la cabeza, para contarle a escondidas mi hazaña de superhéroe a mi hermano. No encuentro mis llaves mi vista se nubla, saboreo la tierra del pavimento, mi playera está mojada, ahí donde se supone que está mi riñón...

Qué importa.

miércoles, 25 de enero de 2012

Padre Egbberton

Quien vio sus muros derribarse, la esencia de un ideal esfumarse, fue aquel padre que sintió el canal de un arma como una mirada penetrante en su nuca, en su frente, en sus sienes, en todo su bendito y asqueroso cuerpo puerco. Pero no hubo orden alguna, él mismo deslizó su huella digital en aquel cuarto menguante de metal. No hubo eco, solo un seco estruendo y una bolsa de 73 kilos de porquería desvaneciéndose en el suelo.

Se dice que pudo oír el nombre de aquellos que escuchan el sonido del viento.

martes, 24 de enero de 2012

Diálogos de autobús 2

Martes 8 de febrero del 2011

Tiempo, momento momentáneo en que mis ojos dolidos sollozan y mis parpados piden cerrarse, ya no parpadear, cuando la punta del diamante ya ha recorrido mi cráneo por completo para detenerse y extenderse justo detrás y en medio de mis ojos, en un cómodo viaje que parece excursión donde desconozco a nadie pues conozco a alguien, intento escuchar sin percatarme de mucho, solo que el conductor fue asaltado. El camino cada vez es diferente pero termino rápidamente pues hoy no es buen día para escribir, aunque nunca es buen día para escribir, al menos no esto, solo digamos que hoy no poseo un buen incentivo para creer que esto vale la pena.

martes, 10 de enero de 2012

Hipócrita porquería

22 de diciembre del 2011 5:05 AM

Porque fingías no disfrutarlo,
simulabas una máscara preocupada.

Hipócrita de porquería,
porque mientras tú bailabas,
tu hermano moría.