27 de mayo del 2013 12:43 AM
guardaré silencio esperando a que hables conmigo,
no necesito verte, tampoco tocarte u olerte,
sólo dime que eres tu moviendo los árboles o haciendo silbar el viento,
es más, no me digas ya nada, pero hazme creer en ti.
Siempre anhelaré una siesta acompañado,
después de un café y tal vez uno o dos cigarros.
Hoy mi cuerpo dejará de ser mío,
tal como todos quieren,
tal como yo elijo,
sin quejas ni llantos,
sin sollozos ni cantos.
Ya dejo libre mi cascarón de carne,
crucifíquenme, viólenme, ámenme,
prostitúyanme, acarícienme, mátenme y bésenme,
porque hoy comienzo a estar sin estar.
Y no saber si regresar.
Si tan sólo me dejaran en paz.